He de confesar que soy extremadamente sensible a los “cambios”
políticos. Probablemente lo vivido me haga más reactiva a ellos.
Estos días en los que hemos estado imbuidos entre
elecciones, promesas, presiones y amenazas, me ha tocado, por cosas de la vida,
ir comprando medicamentos, jabones varios, champú, entre otros “detalles” para
enviar a mi familia en Venezuela. Y no es que sea asunto solo de la inflación
que está por encima de los 3 dígitos, y un salario devaluado en más de 600%. Sino
que a pesar que pudieras tener el dinero en la mano, el “no hay”, como he
mencionado otras ocasiones, es la frase común del venezolano.
Paralelamente escucho palabras que me han tenido lanzando
advertencias, lastimosamente poco escuchadas o más bien, desechadas porque “no somos iguales”. Esa respuesta de quien se cree superior y que no le tocará la
fortuna, o más bien la desgracia de un régimen comunista que conlleva a la
miseria al pueblo, mientras los gobernantes mantienen sus arcas llenas. Palabras dichas por los venezolanos a los cubanos, llenos de horror a finales de los 90’s,con similares respuestas.
Hace unos 20 años repetía esta operación con mi familia,
para enviar en los viajes a Cuba desde jabón, pasta dental, medicina hasta
ropa. Todo lo que se pudiera. Hace 20 años yo vivía en una Venezuela distinta,
donde existía un sistema productivo. Las quejas del ciudadano común eran en
contra de la corrupción que campeaba a todo nivel. Algo que a todas luces
habíamos permitido que ocurriese. No supimos poner coto, y pagamos las
consecuencias.
Llegó un señor al que el pueblo miraba con buenos ojos, quien
fue protagonista junto a otros de un golpe frustrado en 1992 contra la
democracia, en donde murieron cientos de compatriotas, quien hablaba con esas palabras
que todos querían escuchar. Un lenguaje llano, simple, lógico y poco elaborado.
Al que se fueron plegando personas de diferente nivel social y profesional. Lo que
muchos desconocían o no querían creer, es que ese mismo lobo con piel de
cordero había estado preparándose en Cuba, bajo la vigilancia cercana de los
viejos Castro, quienes tenían todo medido y calculado. Todo ocurrió después que
le fue otorgado el “sobreseimiento”, sin inhabilitación política.
Así Chávez encantó con su flauta a ilusos, esos desilusionados
por una democracia que mostraba su peor cara. Un momento de coyuntura que bien
supo aprovechar. Una crisis institucional terrible. Mientras los medios de
comunicación le dieron apoyo en todos los sentidos al candidato de la
izquierda: económico, mediático, político. Podría decirse que estoy contando
una historia reciente a más de 6000 km de distancia, pero repito, esto ocurrió
en la Venezuela de finales de los 90’s.
Llegó con promesas como una constituyente para cambiar la
constitución de 1961, para ellos obsoleta porque no contemplaba lo que
deseaban. A pesar que sí contenía lo más básico, deberes y derechos, así como
la división de poderes. Ese principio de Montesquieu. Habló de un referéndum revocatorio,
existen miles de vídeos en las RRSS que lo comprueban, si no estaban de acuerdo
con el mandatario, al solicitarlo, podía salir del poder y celebrarse nuevas
elecciones. Pintaba todo “supuestamente movible”, pero realmente era un
proyecto que quería asaltar el poder a través de las instituciones
democráticas, para instalar el suyo. Su proyecto denominado “bolivariano”,
secuestrando así el nombre de Bolívar para propios y extraños.
El pueblo venezolano se rebeló contra Chávez cuando mostró
su verdadera cara. En el año 2002, se dieron marchas en donde se calcularon más
de un millón de personas durante varios días. Ante el descalabro que se presentaba,
la mayor empresa del país, PDVSA, y la tercera del mundo (¡¡LA TERCERA!!)
decidió parar la producción a gran escala, dejando una de mantenimiento. Chávez
salió del poder, existe una carta de renuncia que escribió de su puño y letra. Luego
vinieron errores que nos costaron un trabajo de meses y muchos muertos, heridos
y exiliados. Apenas vuelve al poder, PDVSA fue de seguidas desmantelada y más
de 17.000 empleados echados de sus puestos. Muchos de ellos con pitos y unas
Fuerzas Armadas que se usaron para sacarles de sus casas, en pijamas y de
madrugada. Sin poder volver. Sin poder ser empleados por empresas públicas o
privadas.
De inmediato la oposición se organizó para celebrar el referéndum
revocatorio que ya estaba en la constitución de 2000. Se recogieron firmas que
se llevaron ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano rector de las
elecciones en Venezuela. El sistema de votación se había informatizado, pasaba
todo a un sistema digital a través del cual el régimen podía tener la
información completa de los electores, así como de los firmantes quienes
solicitamos el referéndum. Pasamos a una llamada “Lista Tascón”. Así, como les
ocurrió a los exPDVSA a muchos los echaron de sus trabajos, otros no conseguían
contratos o los trámites ante los organismos gubernamentales eran negados, los
que progresiva y rápidamente eran tomados por “los cubanos”.
Continuaban las protestas, usando medios democráticos para
sacar del poder a quienes habían instalado una dictadura. Ingenuidad,
inocencia, inexperiencia, candidez… quizás. Las voces que advertían sobre lo
que realmente ocurría fueron silenciadas. Los presos políticos comenzaron a ser
una realidad en un país que no era escuchado por los medios internacionales. El
precio del petróleo se disparaba y el régimen CastroChavista podía pagar, bien
y a tiempo.
En el año 2004 se celebró el referéndum en medio de
esperanza, un trabajo largo, arduo y duro. Contábamos con veedores
internacionales, entre ellos el Centro Carter. Ingenua oposición, ingenuo pueblo.
Las colas para votar eran interminables. Quienes llegamos de madrugada votamos después
del mediodía, con suerte. Otros pasaron las 12 de la noche. El gobierno amablemente,
y a motu proprio alargó la jornada electoral. Entretanto todo se trastocaba. Los
datos que tenía la oposición, donde se ganaba el referéndum para revocar el
mandato de Hugo Chávez fueron cambiados. Pasadas las 4 de la mañana se dio la
alocución por parte del CNE, mismos resultados, pero a la inversa. Es imposible
olvidar ese momento, entre no entender lo que ocurría más la frustración de
unos líderes opositores desaparecidos, se dio por bueno algo que terminaba de
instalar una dictadura que no sabíamos cuántos años y hacia dónde nos
conduciría.
Los días posteriores Venezuela los vivió en silencio. Las calles
se movían a ritmo denso, pesado. Sin vida. En luto colectivo. No hubo
celebración. Estábamos dispuestos a salir a defender lo votado, pero no
hubo organización de nada. Desmontaron el sistema desde dentro.
Los presos continuaron y la violencia se adueñó de las
calles. El llamado Poder Popular se hizo dueño de ellas, bajo el nombre de “milicias
bolivarianas” fueron armados por el gobierno. Actualmente son quienes manejan
el sistema de compra-venta de artículos por el “bachaqueo”. El sistema
productivo no existe, las zonas industriales (polígonos) son áreas fantasmas de
las ciudades. Un país que se autoabastecía en mucho fue llevado en 17 años a la
miseria. Mientras ya casi dos millones de venezolanos forman parte de un éxodo
insólito. De un país que recibió a tantos, a quienes hizo suyos. Que fue modelo
de democracia. Un país que también actuó como árbitro en diferentes partes del
mundo.
Hace menos de un mes se celebraron unas elecciones donde
contra todo pronóstico, ganó la oposición. Pero no, “le dejaron ganar”, porque
el gobierno viene perdiendo desde el año 2004, y eso lo saben muchos, a pesar
de lo cual mantienen un silencio cómplice. Algo hay detrás de todo esto, lo intuimos,
los sabemos, y poco a poco se va descubriendo. Lo que es un hecho, es que la "ruta de la droga" se mantiene casi que intacta...
Ahora debo acabar de organizar “mi envío” a mi gente. En un
futuro incierto, donde tengo la sensación que en mi tierra de acogida, España, pocos
me escuchan. Se acaban de dar unas elecciones y el discurso se repite por un
grupo antisistema, Podemos, cuya formación (o deformación) ha sido pagada por
el Narcoestado con esos petrodólares que maneja Cuba en Venezuela. Todos saben que
fueron preparados para ello. Todos conocen su pasado y poco les importa. Usan palabras
adecuadas, un discurso simple, son “del pueblo para el pueblo”, premeditadamente.
Y no estoy tan segura que los demócratas sepan cómo actuar. Es hora de los
estadistas, los de verdad.
Mi familia cerró las puertas de su casa en 1961. Yo hice lo
propio dos veces, en 2005 y luego en 2010 cuando aún tenía esperanzas que algo
quedaba de la tierra donde nací y me formé.
Estamos aquí y seguimos dando la pelea. Como siempre
decimos, cuando hablamos de nuestra Venezuela bonita, nuestro “pueblo”, estamos distantes pero no ausentes.
Estamos aquí, en esta España a quien decidimos querer como nuestra tierra desde hace casi once años. Sí, la querencia es distinta, pero enorme, porque conlleva una gran responsabilidad, pero que nadie dude que lo daremos todo.
Como antes, como siempre.
Muy buen Post Carolina. Muy claro.
ResponderEliminarEspero que se difunda y lo lea alguno de los votantes de esos populistas y chavistas reconocidos llamados Podemos. Esos que ni siquiera tienen lo necesario para decir el nombre de un país que quieren gobernar: España.
gracias JC, espero que "escuchen"
EliminarMuy patriotica tu con una bandera d españa gigante y una banderita chiquita d vzla con 7 estrellas, ustds no tienen moral ni para opinar de una realidad q no conocen, son los grandes cobardes d nuestros tiempos históricos
ResponderEliminarperdona??? pequeña mi bandera??? Ud acaso conoce las razones de mi exilio??? Ud acaso sabe cuánto he luchado contra la dictadura CastroChavista?? Ud no tiene por qué juzgarme ni siquiera decirme cobarde o inmoral... espero se retracte, en todo caso sus palabras hablan por Ud
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