Más de 25 mil asesinatos al año, una cifra que desestructura
cualquier esquema. Sin duda alguna, llevan al descalabro a cualquier sociedad. Lastimosamente,
ese es el día a día de mi tierra, es la herencia que dejó Hugo Chávez con su “revolución
bonita”.
Hace unos días, en plena campaña electoral “colectivos
armados” asesinaron en una tarima a uno de los candidatos de la oposición al
Parlamento venezolano, Luis Manuel Díaz. Una elección que se da hoy y llena las
portadas de casi todos los medios nacionales e internacionales.
Los llamados tupamaros o colectivos armados son
organizaciones paramilitares a quienes el Castro-Chavismo ha entregado el mando
absoluto de las calles, a través del “poder popular”. La violencia es la que
realmente dirige los destinos de Venezuela, son justamente “ellos” quienes
manejan los hilos a través de secuestros, asesinatos, presiones, torturas,
robos, invasiones… Hoy mi patria elige entre un país con futuro, o éste que es
el presente, lleno de odio y sangre, que enluta toda la sociedad directa o
indirectamente.
En la actualidad hay más de 70 presos políticos,
entre ellos Leopoldo López el más conocido mediáticamente. Pero ha habido más,
incluso quienes han sido secuestrados cuando protestaban por sus bienes
incautados ilegalmente por el régimen, como Franklin Brito. Quienes ejerciendo
sus labores y deberes han sido encarcelados y torturados, como María Lourdes
Afiuni o Iván Simonovis.
Lo que hoy vivimos es el producto de 17 años de
dictadura, de entrega al régimen de los Castro quienes tienen en los puestos de
mando a sus “acólitos”. El sistema productivo del país se destruyó, fue “expropiado”
por un régimen a quien poco ha importado el pueblo, le ha utilizado para
enriquecer sus cuentas en paraísos fiscales. La “revolución” ha funcionado
mientras el precio del petróleo estaba por encima de los $100 el barril, y
podía tapar la escasez con productos importados, pero la incapacidad absoluta,
la carestía en todos los sentidos se ha hecho patente en una país hipotecado, arruinado
y con el petróleo que ha caído a más de 3 veces el valor, las empresas
quebradas, sumado al enorme desfalco por parte de los dirigentes
Castro-Chavistas.
Paralelamente, se han ido conociendo los nexos de
éste régimen con el Narco Estado, al que pertenece, sus conexiones con los
cárteles de la droga y con el terrorismo del Estado Islámico. Cuando el mundo aún
estaba absorto por lo ocurrido recientemente en París, los venezolanos nos
avergonzábamos que uno de los terroristas detenido en Londres le era incautado
un pasaporte de Venezuela, y a su vez, dos sobrinos de Cilia Flores, esposa de
Maduro llamada “primera combatiente” eran detenidos con más de 800 kilogramos
de droga y pasaportes diplomáticos también venezolanos.
Mientras, ante el asombro de tantos, y a pesar de
las largas colas que debe hacer el pueblo para conseguir los productos básicos,
comida y medicinas, con una inflación que supera con creces los tres dígitos, sabemos
que hay muchos quienes siguen trabajando en contrasentido en un país donde el
futuro pareciera una palabra hueca. Del cual hemos salido casi 2 millones por
razones políticas, de seguridad personal o jurídica, quienes le llevamos como
un estandarte entre el duelo largo y constante de la “pérdida” de lo que conocemos
como Patria, el acento “dulce” se vuelve un hablar
mezclao, mientras se echa en falta el olor, los amaneceres, las playas, las
montañas, ese café con conversa, y la gente, lo bueno y lo no tanto, la
familia, los quereres. En este laberinto de hechos, nos tropezamos con el verbo
“nostalgiar”, y quisieras estar ahora mismo allá junto a los tuyos.
Para muchos, el día de hoy es histórico. Los números
en negativo, la miseria, la violencia y el desabastecimiento parecieran pasar
factura a este régimen.
Pero los verdaderos héroes de esta jornada son esos
anónimos, quienes están desde tempranas horas en las mesas electorales, como
testigos y vigilantes del voto, que se respeten los resultados finales. Son ellos
los que están dando la cara, con la esperanza que aún se puede contra una
dictadura todopoderosa. Son ellos, quienes hoy, allá, a más de 6 mil kilómetros
de distancia están dando la pelea por cada uno de nosotros, quienes nos hinchan
el corazón de orgullo patrio, de ser venezolanos, de haber nacido en esa tierra
maravillosa que hoy vive sus días más aciagos. Pero a pesar de ello, siguen en
pie, sin dar cabida al desánimo.
Mi más sentida FELICITACION al pueblo VENEZOLNO que ha luchado y ha logrado el cambio que tanto anhelaba Un Enorme Abrazo.Os deseo lo mejor para un tiempo nuevo.Lo merecéis.
ResponderEliminarMil gracias Laura, perdona no haber respondido antes... un abrazo enorme. Queda mucho pero hay finalmente una luz en el camino.
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