domingo, 6 de diciembre de 2015

Hoy, Venezuela en contrasentido.



Más de 25 mil asesinatos al año, una cifra que desestructura cualquier esquema. Sin duda alguna, llevan al descalabro a cualquier sociedad. Lastimosamente, ese es el día a día de mi tierra, es la herencia que dejó Hugo Chávez con su “revolución bonita”.
Hace unos días, en plena campaña electoral “colectivos armados” asesinaron en una tarima a uno de los candidatos de la oposición al Parlamento venezolano, Luis Manuel Díaz. Una elección que se da hoy y llena las portadas de casi todos los medios nacionales e internacionales.


Los llamados tupamaros o colectivos armados son organizaciones paramilitares a quienes el Castro-Chavismo ha entregado el mando absoluto de las calles, a través del “poder popular”. La violencia es la que realmente dirige los destinos de Venezuela, son justamente “ellos” quienes manejan los hilos a través de secuestros, asesinatos, presiones, torturas, robos, invasiones… Hoy mi patria elige entre un país con futuro, o éste que es el presente, lleno de odio y sangre, que enluta toda la sociedad directa o indirectamente.

En la actualidad hay más de 70 presos políticos, entre ellos Leopoldo López el más conocido mediáticamente. Pero ha habido más, incluso quienes han sido secuestrados cuando protestaban por sus bienes incautados ilegalmente por el régimen, como Franklin Brito. Quienes ejerciendo sus labores y deberes han sido encarcelados y torturados, como María Lourdes Afiuni o Iván Simonovis.

Lo que hoy vivimos es el producto de 17 años de dictadura, de entrega al régimen de los Castro quienes tienen en los puestos de mando a sus “acólitos”. El sistema productivo del país se destruyó, fue “expropiado” por un régimen a quien poco ha importado el pueblo, le ha utilizado para enriquecer sus cuentas en paraísos fiscales. La “revolución” ha funcionado mientras el precio del petróleo estaba por encima de los $100 el barril, y podía tapar la escasez con productos importados, pero la incapacidad absoluta, la carestía en todos los sentidos se ha hecho patente en una país hipotecado, arruinado y con el petróleo que ha caído a más de 3 veces el valor, las empresas quebradas, sumado al enorme desfalco por parte de los dirigentes Castro-Chavistas.

Paralelamente, se han ido conociendo los nexos de éste régimen con el Narco Estado, al que pertenece, sus conexiones con los cárteles de la droga y con el terrorismo del Estado Islámico. Cuando el mundo aún estaba absorto por lo ocurrido recientemente en París, los venezolanos nos avergonzábamos que uno de los terroristas detenido en Londres le era incautado un pasaporte de Venezuela, y a su vez, dos sobrinos de Cilia Flores, esposa de Maduro llamada “primera combatiente” eran detenidos con más de 800 kilogramos de droga y pasaportes diplomáticos también venezolanos.

Mientras, ante el asombro de tantos, y a pesar de las largas colas que debe hacer el pueblo para conseguir los productos básicos, comida y medicinas, con una inflación que supera con creces los tres dígitos, sabemos que hay muchos quienes siguen trabajando en contrasentido en un país donde el futuro pareciera una palabra hueca. Del cual hemos salido casi 2 millones por razones políticas, de seguridad personal o jurídica, quienes le llevamos como un estandarte entre el duelo largo y constante de la “pérdida” de lo que conocemos como Patria, el acento “dulce” se vuelve un hablar mezclao, mientras se echa en falta el olor, los amaneceres, las playas, las montañas, ese café con conversa, y la gente, lo bueno y lo no tanto, la familia, los quereres. En este laberinto de hechos, nos tropezamos con el verbo “nostalgiar”, y quisieras estar ahora mismo allá junto a los tuyos.

Para muchos, el día de hoy es histórico. Los números en negativo, la miseria, la violencia y el desabastecimiento parecieran pasar factura a este régimen.
Pero los verdaderos héroes de esta jornada son esos anónimos, quienes están desde tempranas horas en las mesas electorales, como testigos y vigilantes del voto, que se respeten los resultados finales. Son ellos los que están dando la cara, con la esperanza que aún se puede contra una dictadura todopoderosa. Son ellos, quienes hoy, allá, a más de 6 mil kilómetros de distancia están dando la pelea por cada uno de nosotros, quienes nos hinchan el corazón de orgullo patrio, de ser venezolanos, de haber nacido en esa tierra maravillosa que hoy vive sus días más aciagos. Pero a pesar de ello, siguen en pie, sin dar cabida al desánimo.

Quiero que el mundo entero gire su mirada hacia ellos, a ese pueblo que insiste y persiste. Sepan cuánto les admiramos. Estas letras van por cada uno de ustedes, muy en particular por mis sobrinos amados, LD, Gabo, Manu, Leo... porque les debemos esto y más.


2 comentarios:

  1. Mi más sentida FELICITACION al pueblo VENEZOLNO que ha luchado y ha logrado el cambio que tanto anhelaba Un Enorme Abrazo.Os deseo lo mejor para un tiempo nuevo.Lo merecéis.

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    1. Mil gracias Laura, perdona no haber respondido antes... un abrazo enorme. Queda mucho pero hay finalmente una luz en el camino.

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