sábado, 15 de febrero de 2014

para ti, mi Venezuela...

Creo que este ha sido un mes plagado de acontecimientos, a ambos lados del Atlántico, un evento se sobrepone al otro... Mis dos patrias se mezclan en un eterno contrasentido... Donde sus ciudadanos se encuentran. 

Pero mi Caribe, mi trópico me puede. 
Resulta insultante escuchar a esta izquierda española de vino y caviar colocarse del lado de un dictadorzuelo asesino, quien sigue la hoja de ruta definida por los Castro desde Cuba, quienes tienen secuestrada mi tierra...

Estos últimos días han sido convulsos, los estudiantes universitarios decidieron tomar la calle, protestar ante la ola de violencia que mata más de 25 mil venezolanos cada año, los DDHH no existen, la seguridad alimenticia tampoco, el derecho a la vida ha sido sustituido por la muerte. Mientras, los organismos internacionales permanecen en silencio cómplice. Muchos países prefieren mirar hacia otro lado, tal como España, quien tiene connacionales en tierras venezolanas, cientos de miles que emigraron en los años 50s, 60s, 70s. Ayer fue día de San Valentín, día del amor y la amistad para muchos...sentí que no tenía nada que celebrar, y como yo, miles de venezolanos exiliados, distribuidos en el mundo, debimos denunciar la muerte, el asesinato de estudiantes, su persecución, encarcelamiento...ser la voz de muchos silenciados por la censura, la represión, el blackout informativo al que están siendo sometidos. 

En medio de todo cuanto ocurría, el gran politólogo, escritor y humorista venezolano Laureano Marquéz, nos sorprendía, nos hizo saltar las lágrimas y arrugar el corazón, con una de las más hermosas cartas de amor que he leído. Para tí, Venezuela. 


Carta de amor
¿Qué haremos para que vuelvas a creer en mí y yo en ti, para que todas estas cosas que nos han pasado no destruyan ese sentimiento tan bonito que tenemos?
Tú y yo lo sabemos, este amor nuestro es lo más grande que hay, porque este es el amor sobre el cual otros amores se levantan.
¿Por qué lo hemos deshonrado tanto? ¿Por qué nos hemos hecho daño si sabemos que no podemos vivir el uno sin el otro? ¿Cómo haremos para recobrar la confianza perdida, para pasar la página de tantos dolores y daños causados? ¿Por qué estamos destruyendo lo que sabemos es sagrado? Tú lo sabes, yo no puedo estar lejos de ti.
Tus ausencias me matan. Te extraño. La vida no me sabe igual si no te tengo cerca, me le falta brillo, color, alma.
Y aunque este en el lugar más hermoso, tu distancia me agobia. No sé cómo vivir sin ti y además no quiero intentarlo.
Es que como te llevo dentro de mí, la lejanía no hace sino acrecentar mi dolor, mi sufrimiento, porque estas en todas mis ausencias. Cuando siento tu calor en mí, tu compañía en las cosas de mi vida, soy feliz. Por ti amo, sufro y espero.
¿Por qué no nos atrevemos a soñar juntos un destino mejor? Un destino de hijos bellos que nos se los lleve una bala en el Día de la Juventud, mientras protestan por la inseguridad. Yo te he esperado y te espero.
Hasta el fin de mis días si es preciso, porque lo nuestro fue un amor a primera vista. No te amo por casualidad, sino por voluntad de mi corazón. No sé si algún día me cansaré de esperar y me vaya por ahí con alguien que me ofrezca promesas vanas de amor que no me llenaran como las que sueño contigo, pero que termine aceptando con resignación. No es lo que quiero: me niego a que mi destino sea una vida de distante frialdad. Quiero la emoción y pasión que tú me das, la fuerza con que cada día me mantienes en pie, para seguir adelante y luchar. Cuando la tristeza y la desolación me vencen, tú me animas.
Hoy es el día de San Valentín y quise escribirte esta carta de amor, para que sepas que sigo locamente enamorado de ti, que me haces falta como eras: tolerante, amable, bella; para decirte que podemos reconstruir lo perdido, que la fuerza de nuestro amor puede vencer cualquier adversidad si nos lo proponemos, si somos capaces de renovar este cariño para que renazca cada mañana.
Hoy quisiera llevarte a cenar, pero la oscura noche que nos envuelve activa todos nuestros miedos, enciende todas las alarmas. No te mando un ramo porque no hay flores en el mundo para tanto sentimiento. Solo puedo ofrecerte hoy, como regalo, esta carta de amor en la que va mi alma comprometida en seguirte adorando con todas mis fuerzas y de luchar por verte sonriente y feliz.
Te amo, Venezuela.
http://www.laureanomarquez.com/articulos/una-carta-de-amor/284