sábado, 1 de octubre de 2016

guerreros del teclado



Que Caracas sea una de las ciudades más peligrosas del mundo es una noticia conocida tristemente por todos desde hace mucho, al igual que también lo son Maracaibo, Valencia, Barquisimeto o Maracay, por mencionar algunas ciudades de Venezuela. 
Como se ha vuelto una costumbre macabra, los hechos en mi tierra natal abultan exponencialmente la estadística fatídica de fallecidos por el hampa, calculada en más de 25,000 muertes al año. Pero a estos números grotescos debemos sumar aquellos quienes mueren por falta de medicamentos, por falta de insumos, por desnutrición, por hambre, por enfermedades otrora erradicadas como la malaria, que hoy hace estragos en un país sumido en la miseria. Vale mencionar a Arnoldo Gabaldón, médico y político venezolano, durante su gestión en el Ministro de Sanidad (años 40’s y 50’s) se ERRADICÓ esta enfermedad. Aún recuerdo pasar por la carretera de Morón donde existe una estatua al mosquito (Anopheles nuneztovari, zancudo en mi tierra). Como un recuerdo perenne que esa región fue en la última donde se conocieron casos (ya esporádicos) en la época de los 60's.
El sistema sanitario venezolano lleva años haciendo aguas. Sus médicos con una mística admirable, se dejan la piel sin apenas insumos. Algunos amenazados por esos "colectivos armados" cuando uno de los suyos llega herido de muerte. Conozco varios de estos médicos quienes no han tenido más opción que huir del país con amenazas muerte para con ellos y los suyos. En más de una oportunidad, desde este blog, y también en todas las RRSS, nos hemos hecho eco de una situación a todas luces insostenible.
Ante todo esto, escuchamos las declaraciones absurdas de un gobernador que le parece "normal" que los neonatos de un hospital se coloquen en "cajitas de cartón". ¡Vamos!, que solo queda decorarlas, azul, rosa, con flores, carritos...mientras los prematuros en riesgo no tienen tampoco incubadoras, catéter o jeringas, por mencionar solo algunos de los insumos vitales para su sobrevida.
En mi mente se repiten las palabras de aquella carta de una madre quien se suicidó al saber que tenía linfoma no Hodgkin. Se percató que sería una dura carga para su hijo, quien a su vez debía velar por sus propios hijos pequeños…sin medicinas, ¿cómo sobrevivir al cáncer? Le pidió perdón y decidió partir. ¿Cuántos más lo han hecho? ¿Están todos ellos en esas estadísticas?
Sí, este teclado desde fuera de mi patria, así como tantos otros, se ha transformado en denunciante de una situación que vive hora a hora esa Venezuela, donde se gesta un genocidio planificado desde La Habana, quienes dictan las pautas de lo que está sucediendo en América desde hace varios años. Venezuela ha vivido días terribles, en donde la represión y los muertos llenan las calles, por esta dictadura que no duda en actuar contra aquellos quienes llevan por arma una bandera y sus ideas. En esos momentos, como en febrero de 2014, fuimos nosotros, desde fuera del país que estaba absolutamente en un blackout informativo, quienes alertamos al mundo sobre lo que ocurría. Nos hemos unido a las voces de nuestra vecina y querida Colombia, denunciando que ese Pacto “por la paz” (sin paz), es una farsa, que llevará a asesinos al Congreso colombiano, con todas las garantías y sin concesiones, dejando la puerta franca de la Casa de Nariño a uno de los grupos terroristas más terribles que hemos visto actuar en estos últimos 50 años. Entre los “garantes” del pacto, los Castro y el NarcoEstado… con aplausos del mundo entero, de pie. No hay puntada sin hilo, en lo que pareciera un sinsentido, pues todo está milimétricamente planificado.
Luego de esa enorme concentración del día 1 de septiembre en Caracas, muchos nos sentimos frustrados al ver que NADA cambia. La Asamblea Nacional (AN, antes Congreso de la República) es hoy por hoy un cascarón vacío, leyes con ruta a ninguna parte. Esa oposición que ha tratado como "demócratas" a los dictadores, quienes son teledirigidos desde La Habana. Leo "voces" desde dentro de esa pseudo oposición quienes mencionan que esto aún no es una dictadura. Es que tener asesinados, desaparecidos, presos políticos, represión, exiliados debe tener un nombre distinto que desconozco.
Al concluir la manifestación del 1 de septiembre, luego de los discursos de rigor por parte de los diferentes líderes de la oposición, decidieron que TODOS debían volver a sus casas. Sí, también esos indígenas quienes habían caminado por durante días desde el Amazonas y el Estado Bolívar. Que habría un “cacerolazo” y protestas de 10 minutos cada día. Seguramente esas personas quienes estaban al día siguiente y desde tempranas horas de la madrugada, salieron de las colas para “estas particulares” protestas (con cacerolas respectivas). La frustración que generó en muchos, en ese pueblo que marchó, o que lo hizo desde diferentes ciudades del país y del exterior, luego conllevó a duras críticas. Y rápidamente, esos líderes de la MUD, quienes representan a una parte de este país descalificaron a quienes les criticaban. Es más, a quienes estamos en el exterior por diferentes motivos, todos válidos, algunos de nosotros en el exilio, nos llamaron “guerreros del teclado”. Hace pocos días, uno de estos líderes, quien no ha dudado de asumir posturas, gestos y hasta la forma de hablar de “aquel líder supremo”, nos ha dado un nuevo nombre: pantufleros. Y más aún, aquellos que han llamado a la desobediencia civil también han querido desacreditar a quien lo ha mencionado como arma de lucha.
Pero, ¿qué le decimos a la familia de Franklin Brito quien “murió” en nombre de esa desobediencia civil, que la suya fue una farsa? ¿Qué le decimos a los cientos de jóvenes encarcelados en 2014, cuando luchaban por sus ideas de democracia? ¿A todos aquellos que han perdido la vida en estos 18 terribles años? ¿A los presos políticos? ¿Qué le decimos a María de Lourdes Afiuni?, quien no dudó en actuar apegada a la ley y por ello ha sido encarcelada por orden de Hugo Chávez, y además ha sido callada y vejada duramente… ¿Que la desobediencia civil de todos ellos no es válida? Les digo, es tan o más digna que la de muchos de nosotros, de eso no tengo dudas.

Pero tampoco duden que esta “guerrera del teclado” continuará denunciando aquí y ahora lo que pasa en un país lleno de censura y miedo, con una represión que encarcela por opinar. El Narcoestado se ha adueñado de Venezuela, el Narcoterrorismo avanza a pasos agigantados en diferentes partes del mundo. Desde aquí, seguiremos dando la pelea.