Marco Coello, 18 años apresado en 2014 Foto de Runrunes |
Leo los
titulares de la prensa en Venezuela y difieren tanto en las "formas"
de los de ésta, mi tierra de acogida, donde el juicio a cinco presos políticos
plena todas las noticias. Pero siento en ambos el desasosiego por el futuro
inmediato, donde los actores que deberían haber tomado decisiones no hicieron
su trabajo a tiempo. Y lo estamos pagando.
No puedo
evitar pensar en las palabras de Leopoldo López, "estamos del lado
correcto de la historia". Y nunca más de acuerdo con ellas. Pero al ver
los rostros de los chicos, algunos de los cuales podrían haber sido mis
sobrinos o hijos, que le acompañan en los juicios, me pregunto a qué precio.
Recuerdo las muertes, y no sólo de este régimen con el títere de los Castro a
la cabeza, Maduro, sino las de Hugo Chávez, ese gran traidor.
Pero
también lo han sido otros, cientos de presos políticos reprimidos, censurados,
torturados física y mentalmente en esa revolución bonita del siglo XXI.
Las
palabras de ese enorme venezolano, Enrique Tejera París son parte de la
historia reciente de mi patria, llena de egoísmo y traición, lo que ha llevado
a donde estamos. "Creo que el país va camino a sucumbir políticamente. Yo
he dicho que el principal problema no es económico sino administrativo ¡y
ético! Nosotros no podemos aspirar a que se hagan unas elecciones limpias, ni
nada de eso. Mire, profesores de tres universidades muy serias: la Simón
Bolívar, la Central y la Católica, vienen probando estadísticamente que en el
censo electoral hay metidos más de dos millones cuatrocientos mil votos
electrónicos falsos. Capriles tuvo votos para ganarle a Maduro las elecciones,
pero le faltaron bolas".
Pienso
que políticamente Venezuela está en un foso profundo, al que no se le ve final,
y la esperanza de muchos venezolanos es apenas un hilo imperceptible que se nos
pierde por momentos.
Estamos
en esos últimos días de un juicio terrible que se ha llevado a efecto para con
cinco venezolanos. ¿Pero acaso olvidamos a Iván Simonovis? Uno de los juicios
más largos, injustos y llenos de represión y tortura, donde Hugo Chávez decidía
el cómo, dónde, cuándo y el qué.
Tortura,
es una palabra hueca, lejana a quienes la desconocemos, tortura es una palabra
que conocen de cerca los presos políticos en Venezuela, entre ellos Marco
Coello, Un niño que con 18 años fue apresado como un perro, su cara de terror a
través de una rejilla no puede dejar indiferente a nadie. Ahora lo busca la
Interpol. Si fuera su madre, como ella sin duda alguna, hubiese dado la vida
por llevarlo fuera, lejos de esa locura de expaís. Ojalá nunca lo encuentren,
que pueda recuperar parte de lo que debe ser un chico que apenas empieza la
vida. Que pueda volver a vivir.
Las
portadas señalan los delitos que se les imputan, instigación pública, incendio,
daños y agavillamiento. Y además de López y Coello les acompañan Christian
Holdack, Ángel González y Demián Martín.
No puedo
más que gritar desde mis letras sobre lo que ocurre en mi tierra desde hace más
de 16 años. Ahora son estos nombres, antes otros que no debemos ni podemos
olvidar, pero uno de ellos ronda mi cabeza por el dramatismo que conllevó a su
muerte, entre los esbirros de Chávez en el Hospital Militar en Caracas,
Franklin Brito. Un ciudadano común que defendía sus bienes y a los suyos. Mi
mente no deja de pensar en María de Lourdes Afiuni, quien por ejercer su
trabajo fue apresada por orden directa de Hugo Chávez, públicamente en su
programa Aló presidente. Fue censurada, torturada, violada. Ahora en libertad
condicional.
Continúo
denunciando a quienes han sido asesores de este dictadorzuelo, Maduro, los
ahora dirigentes de Podemos, alguno de ellos, gran consejero de Chávez como lo
fue Monedero, quien desde 2004 a 2010 vivió en el Palacio Presidencial,
mientras “otros”, como Iglesias o Errejón se formaban bajo sus filas. Ellos
aconsejaron cómo infiltrar con pseudomédicos a los huelguistas, para obtener
información, el “secreto médico” violado flagrante e impunemente. Eso llevó a
muchos de esos estudiantes a “La Tumba”, esa cárcel bajo tierra sin luz
natural, con apenas unos metros y tortura, mucha tortura. Eso también llevó a
Holdack, González, Martín y Coello a la prisión por orden del Tribunal Supremo
de Justicia También ha contribuido a que López se haya entregado con la
esperanza de ser el último preso político del régimen. Y sin duda alguna, ha
ayudado en forma decisiva a que esta dictadura, junto a la de Chávez, ambas
bajo la mirada cercana de los Castro, continúe en Venezuela.
Sí, mi
esperanza pende de un hilo a veces invisible, pero allí está, egoístamente por
los míos.
La actitud de los países vecinos de Hispanoamérica me recuerda a esto (como tantas otras cosas): https://www.youtube.com/watch?v=wxLddl80iUM :P
ResponderEliminarparecería al PSOE, el PSC o el PPCat también, qué cercano lo tenemos
EliminarEn España ya han empezado, de momento casi matan de una paliza a una joven en Cuenca; el zarandeo a cajeras y saqueo a supermercados lo hacen con impunidad. Cuando entren en la instituciones adecuadas, esto será peor que Venezuela.
ResponderEliminareso de "mientras no toquen mi puerta"
EliminarSolo dolor y lagrimas mi querida Caro.....hoy Venezuela duele más que nunca!!! Y a Marco y al resto de los presos y buscados...Dios los Bendiga y Proteja!!
ResponderEliminarsí bonita, porque el mundo no mira hacia Venezuela, los petrodólares siguen pagando
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