Escribo estas líneas al final del día de
hoy, 27 de septiembre, el que ha ido mostrándonos paisajes muy distintos en la
medida que pasábamos de la mañana a la tarde. La predicción de la noche del 26,
entre intensos truenos y algo de lluvia, dejaba una mañana llena de nubarrones,
que apenas dejaban disfrutar de ese hermoso paisaje del Vallés Occidental.
Habitualmente puedo ver desde mi “mirador de lujo” desde el Collserola hasta el
Montseny, pero con una vista especial hacia Montserrat, a donde cada mañana
elevamos una plegaria por los míos, casi siempre con especial inclinación a los
de allende. Pero hoy no era un día cualquiera, así que mi aquende pudo más en
mis peticiones matutinas.
Progresivamente el día ha dejado ver el
cielo azul mediterráneo, entre que transcurre la jornada electoral. El temor
por lo desconocido, ese miedo al que muchas veces he hecho referencia se
confundía con la brisa fría del otoño, y por momentos ha ganado la batalla.
Cada tanto debo repetirme y decírselo a otros que estas son unas elecciones
PARLAMENTARIAS, no es un plebiscito, a pesar que quienes lideran la Generalidad
de Cataluña, y han jurado cumplir la Constitución de España, se empeñen en
mostrarnos que son unas elecciones con un fin distinto. No, no se elige el
presidente de un nuevo país. Pero nos han llevado a plantearnos una y otra vez
la posibilidad de ello, hablan de secesión, impulsan desde el poder la división
de España y creación de un nuevo estado. Lo hacen sin dar datos reales de lo
que ocurriría en ese caso hipotético, esconden que quedaría en un limbo legal,
al romper con el marco establecido para con su Nación, y por ende con la Unión
Europea. Mienten, mienten y mienten. Y para colmo, sólo nos hacen hablar desde
hace meses de esa posible e hipotética secesión.
Las elecciones Parlamentarias definirán
nuevas caras tanto en el legislativo catalán, como el ejecutivo. Pero poco se
habla de lo que no ha hecho en estos años quien ha dirigido la Generalidad de
Cataluña. Donde los recortes han llevado a esta CCAA de ocupar el 5ª. a un
modesto 15vo. puesto en el área de sanidad. En educación introducen cifras de
lengua catalana junto con el castellano o español, para mejorar los números de
la selectividad. Repito, mienten y mienten. Y nos llevan a su terreno.
Debo admitir que sí, han ganado. Primero, en
unas elecciones donde deberíamos evaluar lo que se ha cumplido o no para con la
CCAA, estamos hablando de una especie de plebiscito que no es. Por otro lado, han ganado porque han dividido la
sociedad, han fraccionado familias, amigos. Han sembrado el odio y usado la
división para vencer, venden sus mentiras, donde los más pequeños, sin duda
alguna son los más perjudicados en un adoctrinamiento que lleva más de 30 años,
con la venia de los diferentes gobiernos de España, y el silencio cómplice del
resto del Estado Español. Se han apropiado de un supuesto “derecho a decidir”,
que no existe en ninguna legislatura nacional o internacional. Unos señores de
dudosa moral, pero con cuentas de importancia en paraísos fiscales llaman a una
secesión ilegal, señalando a quien no está con ellos.
Lo que ha venido ocurriendo me recuerda, y
más de lo que me gustaría, al totalitarismo. Donde solo existe un pensamiento. Casualmente
nos marcan con una estrella, quienes despliegan una bandera con ella, son los
buenos, los que no, pues los malos catalanes. Tristemente me trae a la memoria
reciente cuando en Venezuela por razones que no vienen al caso, y sin una
solidez histórica, Hugo Chávez, sí el dictador y gran traidor, cambió la
bandera, y aumentó de 7 a 8 estrellas. Me he visto en diferentes ocasiones, junto
a toda la oposición contándolas en banderas de alguna enseña tricolor
(venezolano), para saber si son o no son de los nuestros, tiene una de más o de
menos. Estos tiempos, aquí en Cataluña me he visto revisando las banderas, tiene una estrella o no, es de los míos o de
los otros.
Sí, sin duda. Han ganado. Porque ese gesto
se repite en toda Cataluña. Han ganado porque esa división y odio se ha ido
sembrando y diseminando como una metástasis por toda España.
El día de hoy no ha dejado indiferente a
nadie. Mi hijo cada tanto viene a preguntarme si sé algo, y qué puede pasar.
Está absolutamente consciente de todo, informado de la realidad, tanto que ha
sido una conversación entre amigos por qué partido votan padres, abuelos,
familias. Me hizo preguntas que tienen toda lógica, menos para quienes están
inmersos en este adoctrinamiento terrible: “¿Qué pasará con los trabajadores,
con lo cotizado a la Seguridad Social, lo pierden todo? Qué pasará con ese más
del 50% que no ha votado a los secesionistas? ¿Nos va a dejar tirados el resto
de España?”. No supe qué contestarle. Hoy no tengo muchas respuestas,
probablemente al igual que Él esté llena de preguntas.
El
resultado de esta noche ha dejado un clima enrarecido en toda Cataluña. No hay
un ambiente festivo en la calle. No se escuchan petardos como cuando se
obtienen victorias futbolísticas. Lo ocurrido marcará el devenir de los
próximos días, los que serán clave con relación a las acciones que deba ejercer
el Gobierno de España.
Pase lo que
pase, y a pesar de todo, mantengo mis principios y sigo creyendo en la
democracia, apegada a la Constitución y las Leyes. Pase lo que pase,
sigo creyendo en Cataluña, hoy más que nunca dentro de
España, sin atisbo de duda.
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