Quizás para estos días tendría que hablaros un poco de
lo que nos ocurre localmente en Cataluña, donde pareciera que cada hora tenemos
una noticia distinta. O en la España que me ha tocado vivir desde hace ya 10
años y 9 meses exactamente.
Tal vez, debería exponerles las razones del estado de
angustia constante en el que está mi gente en Venezuela, quien pasa por el
momento más dramático de toda su historia republicana. Hay tanto que contar y
tan pocas líneas para ello.
Pero quiero detenerme en las charlas con mi hijo,
quien cursa la ESO. Sus cursos de historia han sido complejos, por decir menos.
Cuenta con una profesora pro-separatista quien de manera descarada en clase,
expone “su opinión” acerca de los partidos en Cataluña. Sí, reconozco que esto
es grave, no, perdonad porque esa no sería la definición exacta, es “de juzgado
de guardia”. Y, estimado lector, ese lastimosamente es un hecho común en los
colegios e institutos en toda la región desde hace años, y es tan sólo un
ejemplo de todo cuanto se hace. Pero no quiero detenerme en ello en esta
ocasión, ni tampoco reseñar el cómo desde niño y más aún ahora en su
adolescencia, “pasa de las mentiras del separatismo”, está claro en la
verdadera historia que debe aprender.
En esta oportunidad deseo compartir con vosotros parte
de la última charla sostenida con mi hijo. Están desarrollando en Historia temas
en los que afortunadamente, y por razones geográficas/históricas, me puedo
desenvolver “adecuadamente”.
Uno de ellos es sobre la Independencia
de los Estados Unidos de América, que se inicia, como
bien lo sabéis, con la Separación Jurídica de las 13 Colonias Británicas, lo
que ocurre el 2 de julio, y posteriormente, según confirmaron algunos de los
firmantes quienes también fueron presidentes, Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin, la
Declaración ocurre el 4 de julio. Justamente en Monticello, casa del primero de
ellos, en Virginia, está una copia del Acta firmada el año 1776. El otro tema se
centra en la Revolución Francesa, ocurrida a finales del siglo XVIII, donde les
mencionan causas, consecuencias y protagonistas, he de confesar que uno de mis
temas favoritos. Para llegar luego a la Independencia de los países
Latinoamericanos, donde les hacen referencia de la importancia de Simón
Bolívar.
Veréis, en mi tierra por razones de la “Revolución
Bonita”, ese régimen sanguinario y genocida, se ha creado una “nueva historia”,
donde el cambio de nombres y fechas pasa a tener relevancia para adoctrinar
debidamente a la población. Logros del “totalitarismo” en la Venezuela actual.
Tal vez esto parezca un hecho repetido, por qué no decirlo, pero aún más
cercano, demasiado para mi gusto, en Cataluña y la historia “particular” que
les enseñan a los críos. Aunque usar la “educación de los niños” sea más propio
de regímenes comunistas, el nacionalismo, su primo-hermano, usa esta vía para
imponer su pensamiento único.
Así que perdonad la falta de “links” en el texto, es complicado conseguir una fuente fidedigna
porque han sido secuestradas desde el poder, con lo cual recurro a mis fuentes
más preciadas, los libros de mi padre.
Me quiero detener en unos hechos ocurridos a inicios
del siglo XIX, allende los mares, y que fue parte de la charla de sobremesa del
día de hoy:
Años atrás se celebraba el Día de la Bandera en el mes
de marzo. La explicación de esta fecha concreta está en que el tricolor de mi
tierra fue izado por primera vez en el Buque Leander, bajo el mando del
Generalísimo Francisco de Miranda un 12 de marzo de 1806. Ciertamente, no fue
sino hasta el 03 de agosto que hace lo propio en tierra venezolana. Más sin
embargo, el hecho principal, el germen que da inicio a muchos otros sucesos,
que conllevaron a la Independencia de los Países Latinoamericanos estuvo reflejado
en ese acto realizado en aguas haitianas.
Es interesante conocer un detalle importante de esa
historia con el Leander: fue el Presidente de USA, Thomas Jefferson, quien le
dio el visto bueno al Leander, y apoyo para que un armador de Nueva York, de apellido
Ogden, construyera el barco, el cual viajó bajo la bandera de USA hasta aguas
Haitianas, donde cambia a la bandera, la que luego lleva Miranda hasta
Venezuela. Su tripulación la conformaban 300 norteamericanos. Sí, el mismo
Jefferson que menciono previamente.
El Gran Miranda, nombrado años más tarde Generalísimo,
participó en guerras como la de la Independencia de Estados Unidos y la
Revolución Francesa (como consta en el Arco de Triunfo en los Campos Elíseos).
Luego fue traicionado y llevado a prisión en La Carraca, en San Fernando
(Cádiz) donde muere a los 66 años.
Como ocurre con todos los países, la historia de
Venezuela está llena de millones de acontecimientos, grandes hombres con
enormes hazañas y también, por qué no decirlo, grandes errores. Miranda sin
duda fue uno de ellos, ojalá la historia algún día le dé el lugar que bien se
merece.
Durante el mes de abril pasado se deberían haber
celebrado los 205 años de la Independencia de Venezuela. Podrían decir, y no
les falta razón que ello no ocurrió hasta que se ganó la última batalla en
territorio venezolano, la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, el 24 de julio
de 1823. Pero es interesante cómo lo ocurrido el 19 de abril de 1810, un jueves
santo, se inicia la Independencia de Venezuela, y con ella la de toda una
Latino América que estuvo marcada por hombres y mujeres, entre ellos Miranda,
Bolívar, San Martín, Artigas... entre muchos otros personajes.
Para la época, Vicente Emparan era el Gobernador y
Capitán General de Venezuela. Se presenta una revuelta causada entre nobles, en
particular, blancos criollos, hijos de españoles nacidos en "las Indias
occidentales", y miembros del cabildo, quienes desconocen la autoridad de
Napoleón Bonaparte en España y quien deja al mando a su hermano José, en contra
de Fernando VII. Así Emparan solicita la opinión sobre su mando ante una
especie de asamblea ocurrida frente a su balcón en la entonces plaza mayor de
Caracas, la historia cuenta que detrás de Emparan se encontraba el Presbítero
José Cortés de Madariaga quien hace "señas" para que quienes allí
estaban respondieran negativamente ante la pregunta si le querían como
gobernador, ante la respuesta negativa, Emparan mencionó "Si no me queréis, pues yo tampoco quiero
mando".
Muchos desconocemos quién fue Vicente Emparan, quizás
uno de los hombres más cultos que pudo gobernar tierras venezolanas en
condición de Colonia Española. Pensando retrospectivamente, no sé qué hubiese
pasado de haber quedado Emparan en el poder, y a su vez, en España José Bonaparte,
a la luz de los acontecimientos posteriores, con el absolutismo impuesto por
Fernando VII, cuando retoma el poder y desconoce la Constitución de Cádiz, La Pepa.
Lo que vino después está escrito en los libros de
historia. Quizás le llevamos como un ADN a ambos lados del Atlántico. Tal vez,
ese ir y venir entre democracias, dictaduras, autocracias, repúblicas (unas de
verdad y otras sólo nominales) y reinados, ha ido determinando que cada uno en
su posición particular haya avanzado de una u otra manera. Creo que arrastramos
algo más que guerras y escasos acuerdos. Pienso que nuestro problema, en mucho
común, está en la forma en que nos hemos comportado como sociedad, y más aún
como pueblos.
Si evaluamos la historia de USA, Canadá o Australia,
podemos palpar cómo los inmigrantes se establecían con sus familias a fin de
iniciar un futuro como sociedad, asumían esa nueva tierra como propia, donde
debían desarrollarse para crecer como país. Es cierto, hubo una casi
eliminación de los aborígenes americanos en esas tierras, hecho que no ocurrió
en las Colonias Americanas bajo el Imperio Español o el Portugués, a pesar que
muchos se empeñen en repetir la mentira acerca del “genocidio ocurrido en la
conquista” (y me permitiréis un comentario, durante la historia de la
humanidad, todos los pueblos han sido objeto de guerras en pro de conquistas,
donde ha habido conquistados y conquistadores, la de América no tuvo mayores
diferencias a aquellas).
Es importante ver cómo los conquistadores, y luego
colonos provenientes de la Península viajaban en la mayoría de los casos sin su familia. Esperaban la gloria de
sus actos, buscaban el reconocimiento de la Corona, y también, por qué no,
enriquecer sus arcas, cosa que no ocurrió
con gran parte de ellos.
¿Pero qué tiene que ver esto con nuestra historia?
Mucho más de lo que creemos. El comportamiento de “inmigrantes eternos”, donde
buscamos el enriquecimiento momentáneo, en lugar de la productividad de
nuestras tierras, la que no solo está en la riqueza de las mismas y la que
podamos generar, sino en la educación y cultura de nuestros ciudadanos, lo que
puede marcar la diferencia al asumir nuestra ciudadanía, el amor por nuestra
patria, la defensa de sus valores, y también, la lucha diaria por su
desarrollo, en lo personal y en su conjunto.
Vuelvo atrás en nuestra historia común, a ese día que
nos marcó a ambos lados del Atlántico, el 19 de abril de 1810, no sé si todos
los venezolanos le recordamos, estoy segura que muchos de los españoles le
desconocen, conocer los personajes que intervinieron en esa fecha particular.
Al tenor de los acontecimientos posteriores, creo que no hemos aprendido de
nuestros errores, no hemos sabido encontrar nuestros aciertos para usarlos como
punto de referencia, de inflexión. No hemos reconocido, aun en pleno siglo XXI,
las virtudes de un mestizaje que aparte de colores diversos y la riqueza de
tener una lengua común, la segunda más importante del mundo en la actualidad,
puede ayudarnos y mucho a guiar nuestros pasos para un desarrollo sostenible,
ese que se basa en la educación como base de nuestra sociedad, y sin duda, en
esa educación tener presente nuestra historia, porque como bien lo dijo Winston
Churchill, “cuanto más lejos mires hacia
atrás, más lejos hacia adelante verás”.
“El tamaño de tu
éxito será el tamaño del tu esfuerzo”, Francisco de Miranda
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