viernes, 9 de octubre de 2015

El pensamiento de Bolívar y su distancia con el Castro-Chavismo.


Cada vez con más frecuencia, en las RRSS, así como entradas de blogs, periódicos, titulares e intervenciones de ciudadanos, en su día a día tienden a confundir los regímenes totalitarios Castro-Chavistas que se han impuesto en América, con el "bolivarianismo".

De algo estoy absolutamente segura, no me cansaré de repetir que los ideales, pensamiento y obras de Simón Bolívar, así como el de todas las personas que lucharon junto con Él en las batallas libradas por la independencia de las Colonias Españolas en América, no tienen relación alguna con el populismo o comunismo.

Como he mencionado en otras entradas en este mismo blog y en El Demócrata Liberal, lo que da inicio la emancipación es la llegada de los Bonaparte a España. Con lo cual, tiene su origen en apoyo tácito a Fernando VII, a España y la Monarquía. Sin embargo, cuando éste retoma el poder, no cesa la lucha por la emancipación de las Colonias, sino que continúa, más aún con el planteamiento absolutista de este Rey, el aumento de los impuestos y la inquisición, que afectaban exponencialmente a los territorios en América.

Quienes actuaron de forma protagónica a inicios del siglo XIX, tuvieron grandes aciertos como grandes errores. Fueron hombres y mujeres que lucharon por un ideal, y que llevaron a la práctica, repito, con virtudes y defectos. Esa es parte de nuestra historia, la común, la que poco se conoce al otro lado del Atlántico. No podemos “juzgarles” sin ubicarnos en su tiempo y contexto. Con lo cual me permito hacer un resumen de la Carta de Jamaica, escrita por Simón Bolívar en 1815, con apenas 32 años. Allí se plasma magistralmente su pensamiento.

La carta fue escrita originalmente en inglés y dirigida a Henry Cullen, un británico residenciado en Falmouth (Jamaica). Se titula originalmente A friend, y se publica por primera vez en español en 1833. 


Si consideramos que Bolívar asume de emancipación de las Colonias Españolas en 1812, fecha del Manifiesto de Cartagena, la carta es escrita cuando llevaba apenas 3 años en ello. Previamente, había desarrollado la Campaña Admirable, cuando con un puñado de hombres y mujeres, muchos salidos de los campos venezolanos, van desde Venezuela hasta el altiplano peruano, desarrollando una intensa actividad militar. Si bien, recorren largos kilómetros por caminos, aun al día de hoy, complejos de transitar, en la Cordillera Andina, deben regresar prematuramente en agosto de 1813 a Caracas para la refundación de la República. Una acción fracasada ante el bando comandado por José Tomás Boves, por parte del Ejército Realista. Seguido de lo cual, Bolívar intenta repetir en Nueva Granada (hoy Colombia y Panamá), la Campaña Admirable, con resultados negativos, por la falta de apoyo de quienes compartían también su lucha.

Ante este contexto, Simón Bolívar viaja a Jamaica en un auto-destierro, con un objetivo firmemente marcado, conseguir el apoyo de Inglaterra para la causa de la Independencia de las Colonias Españolas en América.

La carta se puede dividir en tres partes. En una primera, recoge un balance histórico de los sucesos previamente ocurridos. Desde 1810 hasta 1815. La segunda, expone pormenorizadamente las razones que justificaron la emancipación de los “españoles americanos” o blancos criollos, en las Indias Españolas. Haciendo un llamado a Europa para solicitar su cooperación en la lucha por la independencia de los pueblos americanos.

La tercera parte de la carta habla sobre el destino de cada uno de las diferentes regiones de la América Española, desde México, Centroamérica, Nueva Granada, Venezuela, Perú, Chile y Buenos Aires.
Creo pertinente citar textualmente lo que en mi concepto, es el punto neurálgico de la misma, y donde recoge todo el pensamiento de Simón Bolívar:

“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar de discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del mundo.

Al final, Bolívar repite algo que se lee desde el inicio de la carta, pero ya categóricamente, y es la necesidad de la unión de los países americanos.

Si nos paseamos por el pensamiento de los regímenes totalitarios, su acción en la América actual, usan todos los medios para adoctrinar a un pueblo, adocenarlo, a fin que este sea fácilmente manipulable. Conducen las naciones a la miseria, mientras sus gobernantes llenan sus arcas en paraísos fiscales. Todo premeditado, planificado y manejado desde La Habana por los viejos Castro. Nada más lejano del pensamiento de Simón Bolívar, sin duda. Han usado su nombre, como suelen hacer los regímenes comunistas con personajes, palabras y formas, para ejercer su manipulación ante el mundo. Lo más triste es que éste le siga, bajo un silencio atronadoramente cómplice.

La Carta de Jamaica no es simplemente una Carta “A un amigo”, plasma un ideario que al día de hoy está más vigente que nunca, y que seguramente, si la leemos con objetividad, podría llevarnos a diferentes planos, áreas y regiones del mundo actual.

“Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones dividen, las pasiones las agitan, y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio.
Carta de Jamaica, Simón Bolívar. 


2 comentarios:

  1. Ante todo, mi agradecimiento por tan entretenido artículo.
    (aunque en ocasiones cueste entenderlo, seguramente debido a fallos en el corrector).
    Tiene Vd. toda la razón: nuestras antiguas colonias poseen un nivel cultural dramáticamente bajo (a excepción de Chile y Argentina), pero pienso que sería bueno que una noble y culta española como Vd., mostrase más paciencia y, por qué no?: caridad, con los pobrecillos indígenas con tantos siglos de miseria de todo tipo a cuestas.
    Me duele observar que, tal vez, nuestro trabajo allá no fue suficiente.
    como veo en Vd. una mujer excepcionalmente inteligente, creo que no sólo no se ofenderá, sino que enmendará.
    Atentamente

    Andreu Balcells STJ en retiro.

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    1. Buen señor Balcells, ante nada agradecerle su lectura y el comentario, si bien todo hay que decirlo, algo errado. Le puntualizo del final al principio:
      No soy excepcionalmente inteligente, con lo que me es útil cualquier información adicional que tengan a bien proporcionarme. En lo que respecta al artículo, le diré que he leído varias veces la Carta de Jamaica, y que si no se había dado cuenta, he vivido los "prodigios" de la revolución bonita, ese régimen genocida que está en el día a día de los venezolanos. Allá, del otro lado del Atlántico.
      Sí, fíjese que vuestro trabajo fue tan suficiente que si va al link que indico al inicio tenemos un pequeño problema común, aquí y allende los mares.
      No creo que deba tener caridad con los llamados por Ud "pobrecillos indígenas", verá soy una mestiza, y muy orgullosa de serlo. Con lo que Ud, cae en otro error, no soy española sino venezolana, en el exilio para más, por lo que creo tener algo de conocimiento sobre lo que estoy relatando.
      Puede ser que tenga razón en relación al Chile actual, no así a Argentina. Muy probablemente no conoce la cultura Latinoamericana, por lo que dice que las antiguas colonias poseen un nivel cultural dramáticamente bajo. Si se remontara sólo a 30 años atrás y les hubiese comparado a España con Venezuela, no dudo que esta última tenía un muy buen nivel del que enorgullecerse. Tanto, como yo lo estoy de ser Venezolana y vivir en España, a quien agradezco infinitamente la acogida.

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