martes, 8 de marzo de 2016

nos están matando


y los "Castro'boys" dijeron... ¿de quién es este país con petróleo? Y pocos se oyeron, pocos hablaron, no escucharon el timbre de sus casas, no era con ellos... entonces se oyó claro y fuerte, solo para aquellos quienes supieron escuchar ¡EXPROPIESE!

Hablar de mi país es complejo. Pero en estos momentos hay dos hechos que limitan la vida del venezolano, uno de ellos la violencia que ha alcanzado límites insospechados, que asesina unas 27 mil personas al año, eso implica que 73 venezolanos pueden morir diariamente en un país que no se reconoce a sí mismo, donde el hampa desatada es quien gobierna.
El otro hecho es el desabastecimiento, que abarca los productos de primera necesidad. Y aquí incluyo comida y medicinas. Las imágenes de los anaqueles vacíos en supermercados, tiendas y farmacias han dado la vuelta al mundo. La falta de papel sanitario ha sido noticia hasta en Wall Street.
Pero quizás, uno de los hechos más graves es que los medicamentos de uso diario, los tratamientos crónicos, para enfermos del corazón, hipertensión, enfermedades endocrinas, inmunomediados, e incluso cáncer, no existen. 

El “no hay” tan común para el día a día de esa Venezuela de la “revolución bonita” alcanza límites insospechados. Las redes sociales se han convertido en una especie de ONG donde las personas buscan desesperadamente medicamentos varios. Donde se denuncia a inexistencia de insumos. Allí podemos conocer de primera mano cómo mueren niños prematuros a pesar del esfuerzo y mística de los médicos y enfermeras de mi país.
El Dengue, la Chikungunya y ahora el Zika han pasado a ser protagonistas de una historia llena de angustia y muerte. Con esta última, al ser una entidad patógena que "entró recientemente al país", la epidemia ha pasado a ser un hecho cierto, callado por los organismos del Estado. Y uno de sus problemas, si ya la propia enfermedad no lo es, pasan a ser las complicaciones que ella trae, para los pacientes que han tenido Chikungunya, con secuelas como artritis/artrosis crónica, son aún mayores.

Según la comunidad científica no se ha demostrado la correlación entre el Zika y el Síndrome de Guillain-Barré, que produce una parálisis por afectar las terminaciones neuromusculares, pero está ocurriendo con mucha frecuencia en Venezuela. Este síndrome es recuperable en la gran mayoría de los casos, siempre que se use el medicamento adecuado, inmunoglobulina. El detalle es que, así como con el resto de los tratamientos en Venezuela, tampoco la hay. Las personas recurren a “caminos verdes”, “enchufes” o “palancas”, así como vías alternas para conseguirlo. Pero luego de pasar por rutas varias y obstáculos que incluyen organismos del Estado y miembros de seguridad de variado rango, es posible que logren llevar tan ansiado medicamento a sus familiares. Sin embargo, no consiguen el tratamiento completo, con las dosis adecuadas, o bien, que llegue a tiempo, con la muerte como broche final.

Recientemente se ha denunciado algo aún peor, si todo lo que narro no pareciera lo suficientemente kafkiano. Y es que ha llegado a centros asistenciales de Venezuela, para el tratamiento del Síndrome Guillain-Barré una inmunoglobulina china, que según narran pacientes y familiares, puede inducir a efectos secundarios de tal gravedad, con afección de varios órganos vitales, que conduce a al colapso y muerte. 

Y como si todo esto no fuera suficiente, conociendo que durante los 15 años de la dictadura de Hugo Chávez se acabó con el sistema productivo del venezolano, actualmente con el valor del petróleo a la baja, las consecuencias inmediatas para la economía de subsistencia pueden ser aún más devastadoras.

Entretanto, el hampa sigue a sus anchas, aparece un nombre en el mapa  "Tumeremo", un número en los diarios, 28... y es que son 28 muertos, desaparecidos, 28 nombres, 28 personas aparentemente masacrados por la guerrilla en el sur de Venezuela. Y por las voces de familiares podrían ser más. La FARC detrás de todo, mientras el gobierno niega los hechos y militariza la zona.

Pareciera que 27 mil no es una cifra suficiente. Bendita estadística... 

Tanto fuera como dentro de Venezuela apenas nos enteramos de lo que realmente ocurre. Somos parte del NarcoEstado, y no veo, al menos desde mi humilde perspectiva, una pronta "salida".





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