y los "Castro'boys"
dijeron... ¿de quién es este país con petróleo? Y pocos se oyeron, pocos
hablaron, no escucharon el timbre de sus casas, no era con ellos... entonces se
oyó claro y fuerte, solo para aquellos quienes supieron escuchar ¡EXPROPIESE!
Hablar de mi país es complejo. Pero
en estos momentos hay dos hechos que limitan la vida del venezolano, uno de
ellos la violencia que ha alcanzado límites insospechados, que asesina unas 27
mil personas al año, eso implica que 73 venezolanos pueden morir diariamente en
un país que no se reconoce a sí mismo, donde el hampa desatada es quien
gobierna.
El otro hecho es el
desabastecimiento, que abarca los productos de primera necesidad. Y aquí
incluyo comida y medicinas. Las imágenes de los anaqueles vacíos en supermercados,
tiendas y farmacias han dado la vuelta al mundo. La falta de papel sanitario ha
sido noticia hasta en Wall Street.
Pero quizás, uno de los hechos más graves es que
los medicamentos de uso diario, los tratamientos crónicos, para enfermos del
corazón, hipertensión, enfermedades endocrinas, inmunomediados, e incluso
cáncer, no existen.
El “no hay” tan común para el día a día de esa Venezuela de
la “revolución bonita” alcanza límites insospechados. Las redes sociales se han
convertido en una especie de ONG donde las personas buscan desesperadamente medicamentos
varios. Donde se denuncia a inexistencia de insumos. Allí podemos conocer de
primera mano cómo mueren niños prematuros a pesar del esfuerzo y mística de los
médicos y enfermeras de mi país.
El Dengue, la Chikungunya
y ahora el Zika han pasado a ser protagonistas de una historia llena de
angustia y muerte. Con esta última, al ser una entidad patógena que "entró recientemente al país", la epidemia ha pasado a ser un hecho cierto, callado por los organismos del Estado. Y uno de sus problemas, si ya la propia enfermedad no lo es, pasan a ser las complicaciones que ella trae, para los
pacientes que han tenido Chikungunya, con secuelas como artritis/artrosis
crónica, son aún mayores.
Según la comunidad científica no se
ha demostrado la correlación entre el Zika y el Síndrome de Guillain-Barré, que
produce una parálisis por afectar las terminaciones neuromusculares, pero está ocurriendo con mucha frecuencia en Venezuela. Este
síndrome es recuperable en la gran mayoría de los casos, siempre que se use el
medicamento adecuado, inmunoglobulina. El detalle es que, así como con el resto
de los tratamientos en Venezuela, tampoco la hay. Las personas recurren a
“caminos verdes”, “enchufes” o “palancas”, así como vías alternas para
conseguirlo. Pero luego de pasar por rutas varias y obstáculos que incluyen
organismos del Estado y miembros de seguridad de variado rango, es posible que
logren llevar tan ansiado medicamento a sus familiares. Sin embargo, no
consiguen el tratamiento completo, con las dosis adecuadas, o bien, que
llegue a tiempo, con la muerte como broche final.
Recientemente se ha denunciado algo
aún peor, si todo lo que narro no pareciera lo suficientemente kafkiano. Y es
que ha llegado a centros asistenciales de Venezuela, para el tratamiento del Síndrome
Guillain-Barré una inmunoglobulina china, que según narran pacientes y
familiares, puede inducir a efectos secundarios de tal gravedad, con afección
de varios órganos vitales, que conduce a al colapso y muerte.
Y como si todo esto no fuera
suficiente, conociendo que durante los 15 años de la dictadura de Hugo Chávez
se acabó con el sistema productivo del venezolano, actualmente con el valor del
petróleo a la baja, las consecuencias inmediatas para la economía de subsistencia
pueden ser aún más devastadoras.
Entretanto, el hampa sigue a sus anchas, aparece un nombre en el mapa "Tumeremo", un número en los diarios, 28... y es que son 28 muertos, desaparecidos, 28 nombres, 28 personas aparentemente masacrados por la guerrilla en el sur de Venezuela. Y por las voces de familiares podrían ser más. La FARC detrás de todo, mientras el gobierno niega los hechos y militariza la zona.
Pareciera que 27 mil no es una cifra suficiente. Bendita estadística...
Tanto fuera como dentro de Venezuela apenas nos enteramos de lo que realmente ocurre. Somos parte del NarcoEstado, y no veo, al menos desde mi humilde perspectiva, una pronta "salida".
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