martes, 12 de noviembre de 2013

Querido papá...

Mi padre murió hace tres años, lejos, mucho, pero tuve la suerte de estar con Él un mes antes y despedirnos...
Hace tres años escribí esto para Él, creo que de alguna manera le ha leído. Tengo la dicha de sentirle cada día porque va en mi, en lo que me enseñó.
Perder a un padre o una madre es una experiencia triste, muy dolorosa, pero a la distancia, miles de kilómetros de por medio da una connotación diferente, no es mayor o menor, sino distinta, el duelo es mas largo, complejo.
Hoy se me ocurre compartirle en mi blog, porque es parte de este, "mi exilio", muchos han vivido esta experiencia antes que yo, y sé que otros muchos también le vivirán... 
Octubre, 2010.
Querido papá,
Como quisiera haber estado allá, contigo en el momento de ese último suspiro en este mundo, para pasar a esa dimensión infinita, donde vas con tu caminar rapidito, y seguramente ya formas parte del selecto coro de ángeles que están al lado de Dios, con un guitarrista excelente, tu querido compadre quien seguro te esperaba con todos tus amigos, más un público de lujo.
Querido papi, me haces falta cada día... si al menos pudiera cruzar este Atlántico infinito y abrazarnos para llorar juntos su partida. Es tan duro saber a todos lejos y nosotros aquí, en esta despedida particular, larga, por cuotas, diferente, muy personal de nuestro papá tan amado. Sé que el amor todo lo puede, Dios todo lo puede, y sabe porque nos permite tomar las decisiones que afectan nuestro presente y nuestro futuro, que nos distancian en lo físico, aunque no en lo espiritual. Alguien me dijo, el amor es inmune al tiempo y la distancia.
Sabes papi?, te veo cada día, en mi niño lindo, que amaste desde que le supiste venir, tiene tantas cosas tuyas, tantas! Ese “es decir”, lo oigo y me hace sonreír recordándote. Sé que le disfrutaste lo más que pudiste, hasta este último verano, cuando te abrazaba y besaba.
Papi querido, siento un hueco profundo en el alma, de haber venido te hubieses traído tus colores y tus pinceles, cualquier papel te hubiese servido de lienzo para pintar estos azules intensos, habrías sido tu quien me hubiese mostrado esta maravillosa ciudad contándome su historia y sus paisajes, sus rincones mágicos, le hubieses descrito con esa particular narrativa, tan tuya.
Cuando veo nuevos lugares, conozco nuevos paisajes, cierro los ojos, y les abro para sentir que les miro con los tuyos, que te transmito lo que veo. Ahora caminas conmigo, que los ves, que los estarás pintando desde el Cielo, ese lugar maravilloso, donde no hay camas, ni dolor, desde donde nos cuidas, a todos nosotros, tu familia, tus seres amados.
Papi lindo, gracias por tanto, por ese ejemplo de vida, por esa rectitud que nos enseñaste con el ejemplo, por ese amor infinito que nos prodigaste hasta ese último suspiro, por esa entrega y esa mística con la que aceptaste tu enfermedad, por esa lucha que llevaste día a día desde hace tanto, por enseñarme junto a mi mami el amor a Dios, y esta Fe en El… gracias por esa amabilidad ante todo, por ser ese educador insigne, ejemplo de muchos, y en particular de nosotros tus hijos, gracias por ese ejemplo de amor con mi mami, por ser una pareja que mostró al mundo un amor profundo y duradero, a toda prueba. Ojalá Dios nos permita imitarles, con ese amor del bueno.
Gracias papá, por darnos tanto sin esperar nada a cambio. Por esos sándwiches de los paseos que preparabas tempranito, por ese helado delicioso e inigualable, por esos vasos de agua a media noche, por esas caricias, por ver esa película juntos clandestinamente hasta la madrugada a media semana, por acariñar mis pies mientras mi cabeza reposaba en los tuyos, por compartir tu biblioteca, esos conocimientos increíbles cuando era niña y te veía con ojos de devoción, por compartir tus canciones y el amor por la música, por dejarme ser tu solista... y gracias por dejarnos en la mente y nuestra memoria el recuerdo más dulce de escucharte cantarle a mama ese “Motivo” tan tuyo. Gracias por hacerme pensar que mientras estuviera en tus piernas, no te podrías ir a esos cursos de maestría, que te tenia atrapado. Gracias por enseñarnos el sacrificio de estudiar, de cultivar la mente y nuestro espíritu, que son lo más preciado que podemos tener.
Gracias papi por dejarnos ese legado de hombre bueno… de tener el orgullo grandote de ser tus hijos.

2 comentarios:

  1. Esos valores que te dieron tus padres serán referentes también para tus hijos, y los hijos de tus hijos. Que no vengan ningún demagogo nunca a romper esa cadena sagrada.

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    1. Mil gracias Vicente, eso intento cada día con mi hijo, como mis hermanos lo han hecho con los suyos. Un abrazo.

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