sábado, 5 de enero de 2019

Si no hay para todos, no hay para nadie... (Cuba)

Hace unos días, la tiranía genocida en Cuba "cumplió" 60 años... sí, 60 años de represión, de presos políticos, de miseria, de exilio. Un exilio que me llega cerca, mucho. 
Estos días he releído este escrito de agosto de 2014, donde recuerdo los míos. Os dejo parte de él por aquí: 

7 de agosto de 2014
Esta semana, en medio del "bochorno" de este verano catalán, el correr de un tren a otro, escuché una conversación entre cuatro amigas, una contaba mientras las otras tres le miraban con el interés de la novedad e imbuidas en su completa ignorancia de este mundo en el que vivimos. La historia iba de un viaje a Cuba, pero a la Cuba actual, si, esa la de la tarjeta de racionamiento, donde un profesional o trabajador cualquiera no tiene para llegar ni a mediados de mes y tiene que "rebuscarse" la vida vendiendo cosas fuera de "su casa", esa Cuba  donde se impide a niños mayores de siete años consumir leche, el gobierno lo prohíbe.  
Escuchaba la conversación, e iba entrando en mi pasado reciente, esas ocasiones en las que ayudaba a hacer maletas, cuando buscaba en mi "closet" (armario) ropa, que aunque le estuviera usando sabía que había quienes le necesitaban más, en aquella mi otra patria adquirida. 

Pero vamos a la historia, porque podría resultar fantástica si no es por esas acotaciones que la misma chica hacía a sus interlocutoras... Iba mencionando las diferentes ciudades donde estuvieron, alcancé escuchar Santa Clara, Santiago, La Habana, sin dejar la playa fetiche del turista, no del cubano claro, Varadero. Mencionaba las comidas, el arroz con frijoles, que ellas llamaban moros con cristianos, conocido como congrí en mi familia cubana.
Varadero, Cuba
Turistas...
Y cómo no, estaba el plátano (banana), "que lo comen de todas las maneras", la carne de pescado y pollo "que era lo más común", aunque también podían comer de cerdo y de "vaca", pero acotaba, ésta solo la puede comer el turista, no el cubano. Además decía, "es que no hay para todos... y la verdad es que si no hay para todos no me suena tan mal que no la haya para nadie, creo que es lo justo", otra preguntó de inmediato, "pero, ¿los del gobierno?", y responde "supongo que ellos sí"... lo decía tranquilamente, ¡sin despeinarse!

En ese instante, por suerte para ellas, habíamos llegado al destino final donde todos salíamos del tren porque mi sangre caliente, mi Caribe y mi mestizaje ardían en forma exponencial, y mucho más que el calor de las 3 de la tarde, sentía que la rabia ante semejante conversación, tan aséptica, tan insólita, tan llena de ignorancia, de esa posición fácil de quien va a disfrutar felizmente de una isla que le es ajena a los propios, mientras se les ofrece en bandeja de plata a los extraños.

Escribo estas líneas y no puedo dar crédito a cómo contuve mi voz y no les hice callar a esa panda de idiotas que van a "dar" divisas a un régimen represor, asesino, torturador, que tiene preso en medio de las aguas del Caribe a una población que a pesar de todo, sigue alzando su voz de protesta. Donde los presos políticos ya ni se cuentan, los desaparecidos pasan a ser un verbo en pasado: existieron, y permanecen en la memoria de los suyos.
Presos políticos en Cuba
Retumba en mi mente aquello de esa justicia que "si no hay para todos, pues...pero, vamos que si tienes una enfermedad, si les corresponde una ración de carne, o leche, o huevos". 
¿Seguro estuvo en Cuba? ¿La de verdad, la del día a día? porque que recuerde te mueres de mengua y de la enfermedad también, que carne no hay para la población, esté o no enferma ¿seguro fue al Caribe?

Cuando llegué a casa, me recosté junto a mi hijo quien adormitaba entre este calor mediterráneo, le abracé suavemente y pensaba en su gente, en esa familia cercana y lejana que no tiene comida, ni medicamentos, no tiene derecho a protestar ni libertades, sin respeto alguno por sus DDHH. Recordé las miles de veces que hemos dicho que hasta que no caiga ese régimen no iremos a Cuba, para no dar dinero a los Castro y su gente. Nada para esos asesinos. Sí, somos herederos de "gusanos", y a mucha honra.
Cómo puede haber personas tan cretinas que, mientras en sus casas les espera un buen plato de comida, o pueden escoger entre qué carne llevar a la mesa estén convencidas que está bien que otros pasen sufrimientos con una dictadura eterna, ¡DE MÁS DE CINCUENTA Y SEIS AÑOS!!!

Recuerdo la conversación y a la vez las colas por comida, medicamentos, champú, jabón, desodorante y demás insumos de primera necesidad que los míos en Venezuela han de hacer. Y no es por culpa solo de la ineptitud del gobierno de Maduro, quien "es " el legado de Chávez, es esa terrible herencia Castrochavista que llenó de miseria al país, y ha echado fuera de su propia tierra a muchos que nunca soñamos que algún día ocurriría. Repitiendo la receta comunista implantada por los Castro en Cuba, la que hizo huir a tantos de su tierra literalmente con lo puesto.

Creo que no podré olvidar la charla y menos aun la actitud de las cuatro ignorantes, quienes sin duda alguna, son capaces de apoyar a unos que han recibido dádivas de gobiernos dictatoriales sin despeinarse, quienes repiten las mismas palabras aquellas en 1992, y hoy en 2014, "por ahora, los objetivos no han sido cumplidos", diferentes protagonistas, distintos lugares, semejantes ideas. Vivencias terribles que resuenan en mi memoria, la de los míos, la pasada, la reciente. 

No dejo de advertir a quienes me dicen que irán a Cuba, pero vamos, que de turistas, como si nada, mi cara, mi voz, mis gestos no pueden ocultar la indignación que me producen quienes actúan asépticamente, si, sin despeinarse! 


No hay comentarios:

Publicar un comentario