La vida en el exilio da una perspectiva distinta de los
hechos... y no digo que poseamos "la verdad" por ello. Simplemente
que te posicionas desde las vivencias en otro tiempo, otro plano, otro contexto…
quizás con mucho Caribe dentro, o tal vez no el suficiente. Tal vez con ese
realismo mágico que nos permite saltar entre épocas pasadas y la presente...que
saca los sentimientos, emociones… lloras y ríes, pero sobretodo, extrañas,
echas en falta un país, la música, el chiste, la risa fácil, ese abrazo cuando
quieres compartir una buena noticia, o aquel cuando el llanto nos llena, el
duelo nos llega…
He escrito en diferentes oportunidades las razones de
"mi" exilio… que pueden tener o no semejanzas a las de ese más de un
millón y medio de venezolanos distribuidos por el mundo.
En estos días han llegado a mi mente diferentes hechos, que
creía guardados en esa memoria selectiva que creamos, para resistir a este
charco que se hace más grande o más pequeño.
Recuerdo las palabras de los cubanos, inmigrantes de los 60s
y 70s a mi tierra venezolana, cuando en 1999 Hugo Chávez llegó a la
presidencia... no podían creer que se repitiera, vivir de nuevo hechos que
tenían también en esa memoria selectiva que les permitía vivir el día a día, a
pesar de lo que ocurre en su Isla amada. Llegaron con voces de advertencia,
narrando lo que les había ocurrido, pero muchos "necios" respondían
con frases semejantes como "no permitiremos que ocurra… no somos iguales…
tenemos un ejército que cumple la constitución y las leyes". La
prepotencia infinita de quien se siente superior, la ignorancia es atrevida,
dicen… más que eso, es barbarie, es oscurantismo, es atraso.
Si pensamos en ese país, Venezuela, hace 20 o 25 años,
podría, con la distancia del trópico y del "respeto", tener más semejanzas que diferencias con la España actual. Y estas últimas podían, en aquel entonces, cambiar la balanza a uno u otro lado. España contaba (y cuenta) con un apoyo firme, la Unión Europea, pero a veces, pensando en que “somos”
la
frontera sur de esa Unión y el poco o nulo apoyo sobre lo que ocurre en Melilla
o Ceuta, empiezo a dudar sobre esa firmeza.
Por otro lado, Venezuela con su
petróleo, su gente preparada, un número importante de personas con grado
universitario (a diferencia de la España de hace 25 años), podía hacer frente a
cualquier intento o giro hacia una dictadura… se suponía. No entiendo por qué tenemos una memoria tan frágil y olvidamos un
pasado reciente. Y es que Venezuela no era lo que ahora vive.
Las realidades que vivimos a ambos lados del Atlántico son
abismalmente distintas. Cierto, pero su gesta, su inicio ha tenido semejanzas
tan impresionantes que el dejavú es
inevitable. Cuando menciono esto (y ocurre a todos los venezolanos que lo
advertimos), día sí y otro también escucho y leo a gente en esta península esas
frases que tanto escuchamos "no permitiremos que ocurra… no somos iguales. Tenemos un ejército que cumple la constitución y las leyes". Y pienso ¿Por qué
no nos escuchan? Quisieras que las respuestas versaran sobre trabajar en
función que no se repita aquí lo de allá, tenemos que planificar, revisar qué
hemos hecho mal y corregir. Pero no, nadie se lo plantea.
Hace poco llegaron a
mis manos cifras que mencionaban que de los venezolanos que vivimos en este
exilio, aproximadamente un 80%, posee estudios universitarios… y recuerdo
la “Gente del Petróleo”, esos
olvidados por muchos, extremadamente preparados para poder competir en un mundo
donde el saber, el hacer bien las cosas, el planificar, mantener, producir, son
más que verbos, se transforman en productividad.
Actualmente viven distribuidos por
el mundo, con su conocimiento como contenido de una maleta, fueron echados como
perros de su propia patria, sin posibilidad de volver, ¡no se les permite ir a su propio país!, ¿eso se conoce? Y es que Venezuela “ERA” productiva en
petróleo, en granos, en café, en ganado, en papel, en industrias, en
universidades, en…en…en… Nos dejamos “comer”
por el monstruo de la corrupción, nos dejamos, como pueblo, envolver por un
discurso bonito, que daba respuesta a lo que deseábamos escuchar. Y repito,
a quienes nos opusimos a ello desde su inicio nos llamaron IGNORANTES. Progresivamente
la población fue dividida, se sembró un profundo odio entre “hermanos”, y nos
marca, nos mata.
Y es que “podemos” decir que nos ubicamos en contextos
diferentes. Pero los hechos, guardados en formato digital, vídeos, fotos, no
mienten. Es como un cáncer y su metástasis, que abarca toda Hispano América. Las semejanzas asustan. El financiamiento incordia. La prepotencia te hace
sentir impotente.
Y no, no puedo dar crédito que personas preparadas den apoyo
a quienes justifican regímenes genocidas, como el que existe en Venezuela desde
hace más de 15 años, o en Cuba hace más de 55. No puedo pensar que crean en
quienes justifican “políticamente” el terrorismo. No me merecen respeto, “éstos” y en consecuencia tampoco quienes le
apoyan. No existe justificación, nunca al terrorismo, a la represión, al
genocidio. Y pensar que mi país les ha financiado de alguna forma, que el
dinero de los venezolanos se ha usado en “éstos”, no hace más que confirmar lo repulsivo de su discurso fácil y "embaucador",
sin respeto alguno por quien piensa distinto. Van a lo suyo, se saben “ganadores”
ante una sociedad seducida por su veneno. Uno que ha sido financiado desde hace
mucho por ese petróleo… no, no olvido los panfletos en la universidad invitando
a charlas, en pro de la revolución bolivariana. No olvido que los leí aquí, en esta España incrédula, que piensa que no
ocurrirá nada.
En Venezuela siguen los muertos, los tiros, ese sonido sordo
es la música que prima en todas partes, no respeta nada ni nadie… hoy se une a
los “números” un alcalde. No hay medicinas, los alimentos llegan en ráfagas y
las personas, van a todas partes para buscar ese oro en forma de papel
sanitario, aceite, arroz, café, azúcar, champú, jabón… solo uno por persona,
solo dos botellas por persona. Es
una guerra, cruenta, cruel, sanguinaria, opresora, es una DICTADURA. Lo cuento,
lo narro a mi entorno y las caras de incredulidad, que todo ello ocurra y que
nada se diga, nada se pregone al mundo, en pleno siglo XXI, no hace más que
confirmar el asco que me produce ese silencio cómplice sobre un genocidio en
todos los sentidos.
Si, en Siria miles y miles pierden la vida. También en la
Franja de Gaza, el terrorismo de Hamas con un Israel fuerte, firme ante una
guerra milenaria, con un fondo religioso… no se justifica nunca una sola
muerte.
Pero y Venezuela, ¿quién
se acuerda de Venezuela?, si, ese país que recibió a tantos, ahora en la
miseria, bañada en sangre.
Genocidio, genocidio, genocidio… repito y repito. Quizás mi cabello mestizo de india algún día pinte canas, y seguiré repitiendo: Genocidio.
Genocidio, genocidio, genocidio… repito y repito. Quizás mi cabello mestizo de india algún día pinte canas, y seguiré repitiendo: Genocidio.
La gente se sumerge en la pesadilla porque creen saber que las pesadillas son sólo pesadillas.Hay que ser inteligente para vislumbrar el horror.Y en España no abunda la inteligencia.Un saludo,guapa.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Espero que si, y qué se actúe. Aun estamos a tiempo de frenar tanta corrupción y dejar de creer en quienes mienten, engañan y reciben dádivas sin despeinarse. Un abrazo
EliminarCarolina; a ti que te conozco a partir de un tuit, puedo decirte, aunque ya lo sabes, que siempre simpaticé con vuestra causa en general y contigo en particular. Venezuela, que admitió con los brazos abiertos a tanto español que, unos más que otros, tenían penurias en su país, España, su casa; un país hermano que siempre contó con la simpatía del pueblo español; yo, que particularmente tengo unos amigos, alguno ya murió, que partió primero el hijo mayor, y éste atrajo hasta cinco de sus hermanos hacia el país sudamericano, solo quedó uno en España; puedo decir que en esa época y hasta no hace mucho, ningún español tenía otro sentimiento hacia esa dulce Venezuela, que no fuera de gratitud y cariño. Hoy en día, algo parecido a lo que pasa en España con Cataluña; se le mira, por una parte, con compasión hacia sus ciudadanos y por otra con gran animarvesión y recelo hacia sus dictadores gobernantes, que miran, al igual que en todas las dictaduras, más por el interés de "los suyos", que por el bienestar de la población. Una población que no ha muchos años vivían holgadamente, felices y dichosos de poder compartir lo suyo con tanto y tanto inmigrante. Siento pena por el país y por quienes en él habitan. También siento comprensión por aquellos que siendo venezolanos y que amando a su querida Venezuela, por una u otra circunstancia, tienen que emigrar y ver como su Venezuela se desangra con una dictadura. Un abrazo a todos los venezolanos de buena fe y a aquellos que después de muchos años venezolanos se sienten.
ResponderEliminarMil gracias por esas hermosas palabras. Es cierto, tu tierra en particular está unida a través de los "indianos", gente maravillosa que ayudó a mi país y a su vez al suyo y a su gente. Conozco a muchos quienes pasaron décadas del otro lado del Atlántico, antes de realizar un viaje de vuelta a España. Tantos han quedado entre aquí y allá... Solo espero que esto que escribo llegue de alguna manera, que veáis que no somos tan distintos, pero hay que aplicar los correctivos lo antes posible. Las serpientes actúan sigilosas...y continúan con su encantamiento
Eliminarextraordinario artículo, Carolina, gran aportación tuya, con vivenvias e información de primera mano, con toda tu rabia acumulada y expresa ante la ceguera ante las tragedias que se repiten.
ResponderEliminarUn abrazo y mi admiración
jose antonio
Gracias Jose, por tu opinión y tu afecto. Aun creo que estamos a tiempo. Hay algo a favor, la "avidez" de esta gente por el poder les ha hecho perder la paciencia. Más sin embargo, han contado con el financiamiento de Venezuela desde hace casi 10 años. Un abrazo.
EliminarMagnífico, Carolina. Me quedo con la cara que dibujas de esos cubanos que llegados a Venezuela exclamaron ... "no podían creer que se repitiera"
ResponderEliminaränimo y un fuerte abrazo-e.
Gracias Enrique, yo la tengo en mi memoria familiar...
EliminarEl ánimo sigue y "lapelea es peleando". Un beso-e
Buen aporte y una ducha de realidad para nosotros los españoles, gracias por contárnoslo.
ResponderEliminarUn abrazo
Solo cuento lo que he vivido, cómo perder un país... No quiero que ocurra en España
EliminarGracias
31 de Enero, este artículo recobra especial vigencia ante la demostración de fuerza callejera (que por suerte no ha sido tanta) de Podemos en Madrid; el aviso que haces de que no hay que tomar al enemigo a la ligera cobra un carácter más urgente, si cabe.
ResponderEliminarGracias Félix. Creo que son listos y están respaldados económica y políticamente por poderes externos a nosotros. Pienso que no hay enemigo pequeño, y menos si el narcoimperio está detrás. Lo han demostrado, está en nosotros escuchar y no sólo oír, observar más que ver, y actuar para que no lleguen. Un abrazo enoooorme
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